domingo, 28 de septiembre de 2008

Una retórica del amor

Este trabajo es el primero de una serie que publicaré en este blog, de trabajos que he hecho para mi máster en estudios literarios.

Este presenta un retrato un pelin edulcorado al obviar mi carácter neurótico y Ellisiano de partida pero de una llegada que deja mucho que desear, es decir que lo soy pero me pierdo en naderías obsesivas que tienen nada que ver con lo que trato. Es decir no me afecta nada, pero me afecta todo; sólo es técnica de lectura mnemotécnica la que me tiene que sacar del atolladero actual y llegarme a lo que soy. Lo cual linda con dificultad con lo Snarkero de una contingencia que no me gustaría ejercer.

Es un ejercicio poco complejo pero ha gustado a mis amigos, restos del naufragio de cuando procesaba este tipo de cosas y estos tipos de libros, y vivía estas películas, y actúa mejor en función de lo que puedan emprender otros tras su lectura que por mi parte. Actúa de maravilla a solas quizá, sin esas otras lecturas y quizá sea el mejor ensayo de los ensayos-mundo posibles. Si Wittgenstein está presente o no, ahora soy demasiado del montón o metido en impresionismo jazzistico para que os lo pueda indicar con meridiana claridad. El objetivo, como también dejaré claro al hablar de Klevan en el próximo trabajo, es preocuparse por la posibilidad de que la estética sea el refugio de los cretinos o los impasibles, que sean un sucedáneo débil y que sea la bioética, el pragmatismo y la psicología donde tengamos nuestros resquicios para la lectura, como si el tiempo libre fuera una de la multiciplicidad de vidas posibles y una terapia frente el tiempo, pero al fin y al cabo esta y el tiempo algo demasiado no se, algo como dice el de Before Sunset en la librería. Esto quizá no les guste a algunos de mis amigos. Claro que la (re)creación simbólica en el lenguaje Y la existencia es lo que lleva a este trabajo, o sea que, como siempre no estoy diciendo nada.

El trabajo está imperfecto porque hoy en día no estoy por la labor de perfeccionarlo, porque no doy para más, porque no haya recibido sugerencias de mejora de parte de mis lectores y correctores y porque no concibo que pueda serlo al tener los problemas de concentración- o los placeres de la dispersión- que tengo ahora. No creo que cambiase la ideología, sino que superaría en creces la complejidad y la seguridad en sí mismo.

Sacó sobresaliente donde casi todos sacamos sobresaliente, aunque estemos en doctorados o segundos ciclos y en la complu, y donde lo meritorio y justificado es sacar matrículas de honor. Es tiempo libre y como tal sirve- es decir, que el tiempo libre no sirve- y es posible que las humanidades sean tiempo libre, de ahí la falta de competitividad. En cuanto al exceso de aporética técnica hemos de achacarlo a ansiosas influencias que en el fondo deseamos pero que en algunas partes son excesivas, es decir donde menos te lo esperas en los estudios literarios te encuentras en técnica sin disolución, técnica for the sake of técnica, cuando entre ambas comunidades estamos para la (re)creación simbólica del colchón del psicoanalista, o mejor, para el comportamiento... para, adivinen, desalienar nuestro deseo...

Como tesina es una piedra al río, vamos, es como si hiciese matemática aplicada en clase de pura. Parte de lo que quizá os haga la lectura placentera serán los runruneos impresionistas y poco metódicos, su poca complejidad que debería merecer el estátus para el que trabajo ayude a la comprensión de una mayoría de no iniciados, aunque la dispersión de multiplicidades ayudan a que muchos tengan interés. ¡El estatus para el que trabajo! Todos conocemos ese cuento, esa mentirijilla de colegio- de lo pequeño que es lo que desde la distancia parece enorme. Echo de menos la complejidad que pueda echarle a los trabajos cuando esté menos triste. A pesar de los flirteos que puedan tener la posmodernidad con el pragmatismo que intento emprender, del cual no quiero pasar de Rorty al detestar a Vattimo, Foucault e, imaginénse, a Nash... actúa a su favor su carácter de propagación. A pesar de ser un rizoma, es un libro de auto-ayuda. Claro que 'a todo el mundo le gusta oír su propia voz', pero apliquémonos todos el cuento.

Es también una condena de mi presente sobre mi futuro, por si en el futuro me despierto clamando ante el error o la falta de interés que pueda tener el trabajo, que no sería la primera vez. No hay duda de la falta de intensidad combinatoria de descripción que la hace casi lindar con los lares de un intelectual público, jajaja! pensemos Camille Paglia! Condenarme desde el pasado INTELECTUALMENTE, siempre ha sido una especie de hobby; es poco recomendable leerse a sí mismo. Es un vicio, San Agustín. Lo hago por mi carácter extrovertido para tantas cosas e introvertido para tantas otras, por ese carácter arrojadizo y tímido de mi desplazante- y al cabo, estos meses triste- personalidad. Contiene errores al ser Klevan terapia pragmática (del- macguffin del- paso de la objetividad a la subjetividad Heideggeriana) y no filologia del lenguaje ordinario o al ser muchas de las referencias a la desterritorialización bastante cutres. Sirve más de partida para cinéfilos que para filólogos y tengo la misma deferencia o indiferencia a ambas comunidades. Cuando perfeccione la segunda, quizá retoque el trabajo.

Está escrita en un español problemático, a lo cual, como siempre, respondo que soy de pueblo y bilingüe. Le falta viagra, pero tampoco se pueden tener dieciseis años toda la vida.

http://rapidshare.com/files/149004339/Una_ret_rica_del_amor1.doc.html