Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity: News From Home

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Este es, de lejos y rebosante de fallos léxicos, lo mejor que he escrito en 5 años. Sólo lo he titulado así aquí para atraeros la atención. El lunes recibí un correo diciendo que no aceptaban el de las fotos y redacté esto en una hora. Como el ensayo sobre la modernidad, se entiende perfectamente desde dentro de tal conocimiento. No sé si lo aceptarán, ni me importa.

Ahora bien, no pienso escribir más, por este año; es muy generoso, que sean otros los que elaboran porque aquí cada párrafo da para una tesis y 20 artículos. Es mejor que todo lo que se escribe en la universidad sobre cine y, de lejos, de lo que se escribe sobre el alfabeto, como esas clases Guzmán de Alfarachianas sobre el Guzmán de Alfarache. O George P. Landow. Yo no tengo el estado anímico ni la voluntad para ser consecuente y metódico porque, qué cosas, igual sería inútil el esfuerzo.

Y, por cierto, si la teoría es- y lo es- Lacan haciendo el imbécil equivaliendo mi polla a la raíz cuadrada de -1 (o Levy-Strauss equivaliendo la lluvia a -2) a la mierda la teoría. ¡Viva el empiricismo! Si no sois capaces de hablar desde la medición y la observación, ¡iros con vuestra teoría- mística por definición- a la mierda! ¡No sois vida!

Akerman está al nivel de Bruno Latour, haciendo sociología de física. Es una vergüenza y un impresionante gasto de tiempo ver como destrozan trozo por trozo todos los engranajes del placer.

Me lo voy a tomar muy relajado desde ahora. Lo que pasa es que os puede parecer que me tomo las cosas muy enérgicamente. Nada más alejado de la verdad. Es que hace años que me apasiona lo inútil, todo gesto inútil ahí estoy y habiéndome convertido en el diletante del diletante eso no va para más.

La práctica no es ideología; no es, desde luego, creencia, o creencia sobre qué es apropiado para la mayoría. Why do I keep fucking up? de Neil Young.

Me dice un amigo que necesito que me follen; y, tecnocráticamente, dadas mis tendencias tecnófilas, no le puedo quitar la razón. Las mujeres tienen bastante gracia. La técnica de lo inútil involucra darles lo que no quieren cuando lo quieren y vice versa. Si una es aficionada a Dante cítale cuando no hay que citarlo. Uno de mis favoritos es decirles a las engreidillas una y otra vez que soy increíblemente guapo, llevo con esa técnica toda mi vida; claro, no follo y todos acabamos terriblemente frustrados porque ellas se sienten unempowered, pero tiene esa gracia inútil, ese eterno despiste. ¿Me despistas? ¡Pues toma pedazo despiste! A la única que me ha interesado- en el plano físico, ¿os parece poco?- en 3 (en realidad, 4, porque estuvo el año del no-interés, el del no-símbolo) años me pasé por salido una vez para luego evitarla una docena de veces. Le gusta viajar y a mi no, pero cada vez que me ve voy hola q tal y ¡zooooom!, como esta semana. En el mundo de la ironía infinita, una amiga se me ofreció hace poco después de que yo me hiciese el salido y yo tuve que dar excusas; '¡no querría formar parte de un club que me tuviera como miembro!'... '¿tu crees que me habría pasado tanto tiempo hablando contigo si quisiera rollo?'... 'ok, hmm, pero no aguanto a las salidas.'

¡Así que toma! Me pasé la primera parte de mi primer año en la complu destrozando el eterno presente estúpido de San Agustín, disfrutando de las miradas de anti-San-Agustinianos que eran solamente Agustinianos de boquilla- con toda la teleología que es, comprensiblemente, la jodida y magnífica vida pero predícame otra cosa y me tienes ahí cabreado- cuando yo practicaba el rampante San Agustinianismo mientras hacía ver lo mucho que odiaba a San Agustín; la segunda parte del año esta propuesta me comió. No es timidez, no es miedo al error, no es miedo al rechazo; es miedo al rechazo y al amor. Es que no quiero sentir emociones. ¡Un saludo!